30.5.05

Despertares

Los merluzos nos cansamos mucho a lo largo del día, y mucho más a lo largo de la noche, muchísimo. Y nos gusta mucho dormir. Demasiado. Hasta bien entrada la mañana. Pero hoy me he despertado temprano, con la radio, donde se hablaba del mundo blogger. Conversación interesante, a medias. Datos generales, más que conocidos y poco más. Pero entre las muchas palabras que se entrelazaban en los últimos retales de mis sueños, he entendido que se hablaba de blogs de personas famosas. Y como era de suponer, aquí ha llegado la perla, lo de siempre, aquello del lenguaje engañoso, esa perífrasis maldita que siempre me ha molestado, y mucho, por su impertinencia e irrespetuosidad: la gente anónima. Se hablaba de los miles de blogs de gente anónima. Estoy harto de estar condenado a pertenecer a esa cosa llamada gente anónima. Y no porque quiera ser famoso, sino porque en todas y cada una de sus dos palabras no se desprende nada más que una falta indignante de respeto y una prepotencia evidente. ¿Qué significa gente? ¡¿Masa grande, multitud deshumanizada y no delimitada?! ¿Y anónima? Algo sin nombre, desconocido, icógnito. Pues bien: esos millones y millones de blogs de gente anónima están hechos por personas, hipopótamos, linces, monas, leonas, cocodrilos, pajaritos, flores del campo, gusanos, besugos, marcianos y otros bichillos del universo. Algunos tienen medio blog y otros más de uno. Pero todos tienen nombre y hasta apellido, y son los que dan vidilla a este invento. Yo me llamo Merluccius Merluccius, Merluzo para los amigos, y tengo madre conocida (mi padre se largó a por tabaco al ver el percal). Y qué le voy a hacer, los que me acompañan no me conocen ni en anónimo ni en gente, y eso que tengo 2 millones de hermanos, una costillita para comérsela y un pequeño merlucito. Y, mira por donde, a veces me enfado, y hasta me indigno, y seguramente por eso malescribo este blog intermitentemente.
Bueno, ya está. Ahora seguiré tambaleándome tozudamente en esos miles de detalles que me hacen más merluzo que manada, rebaño, turba, estadística o muchedumbre. Vamos.